lunes, 22 de septiembre de 2008

Mi primera tabla

Hay demasiados imprevistos en la vida. Demasiadas variables que no tenemos en cuenta. Acabo derecordar lo que tuve que hacer para comprarme mi primera tabla de surf.

Por aquel entonces tenía 13 años, no había surfeado en mi vida más que una vez, una tabla Island Style verde chillón y amarillo fosforito, una de las tablas más bonitas que he visto en mi vida, la verdad. Era de mi sobrino, que la partió a los 4 años de haberla "catado" yo... Lástima. Recuerdo que era un domingo cualquiera de verano. De esos en los que las olas en Cádiz son gigantescamente... enanas. Apenas 50 cm. La tabla era gorda, de foam. Una 6.0,pero muuuy gorda. Conseguí ponerme en pie a la segunda. Supongo que marcó mi persona el hecho de haberlo conseguido tan "fácilmente", aunque a decir verdad, hice un recto y no fui capaz de hacer una pantalla medio en condiciones. Simplemente me puse en pie y seguí recto. Pero disfruté. Salí del agua con una sonrisa en la cara. Cuando me preguntaron mis familiares que porqué sonreía, dije: "Porque he hecho surf". Todos rieron. Pero en mí nació una idea, una sensación que se convirtió en necesidad: volver a sentir eso.

Lo primero: una tabla. Vale, sencillo: ¿Cuánto vale una tabla de surf? 60.000 pesetas. OK, tengo una paga de 500 pesetas a la semana, por 4 semanas al mes son 2.000 pesetas. En 10 meses son 20.000 pesetas. Regalos de cumpleaños y navidades,pongamos otras 10.000 pesetas... Joder, en dos años tengo tabla. Sólo dos años.A ahorrar como loco.

Yo era un chico que si no salía un sábado a dar una vuelta, no pasaba nada. Nunca he sido de salir obligatoriamente. Pero salía todos los viernes y los sábados, y las 200 pesetas "extras" que sacaba, hacían al año 2.400 pesetas, o sea 4.800 en dos años. O lo que es lo mismo, dos meses menos. Ya no son 24, sino 22.Bien.

El tío ese que traía huevos a casa (2 docenas que consumíamos en 15 días), venía siempre los miércoles por la tarde. Y como a la hora a la que venía estaba yo solo en casa,me tocaba pagar las 500 pesetas de mis ahorros. Eso sí, mi madre me las devolvía en cuanto llegaba a casa. Me encargaba yo de salir corriendo a decirle que había venido el de los huevos... Y desde el primer día me enseñó el trabajo de un banquero: los intereses. Si yo pongo 500 pesetas para comprar huevos para la familia, es lógico que luego me devuelvan 550 pesetas, por las"molestias" (si, menudo tipo de interés se autoimpuso mi madre).Genial, son 100 pesetas más al mes, 2.400 en dos años. O lo que es lo mismo...1 mes menos... 21 meses. Esto marcha.

Llegaron las Navidades, y con ellas los aguinaldos. Tras las Navidades, mi cumpleaños, con el correspondiente "sobrecito". Todo, absolutamente todo iba a la hucha de latón. Y poco a poco engordaba... Llegó el verano, casi un año desde que empecé mi singular "plan de pensiones". Según mis cuentas, teníaya 28.700 pesetas aproximadamente. Casi... casi tenía la mitad de la tabla.

Una mañana, mi madre entró en la habitación, vio la hucha, la enorme hucha de latón, y me hizo una proposición: abríamos la hucha, y si tenía el dinero suficiente para la tabla, el lunes iríamos a por la tabla. Si faltaba dinero, ella ponía lo que faltaba, y si sobraba, ella se lo quedaba. A mí me desconcertó eso. Ella tenía que saber que me faltaba dinero: a diario le decía lo que llevaba ahorrado. La proposición me pilló desconcertado, pero era genial. Un año, un año nada más.Tendría mi tabla el lunes (era sábado por la tarde). Dios, 14 años y medio y podría tener la tabla, un año antes de lo planeado... pero algo no cuadraba. Sabía lo que llevaba ahorrado (más o menos, los números no eran mi fuerte),sabía que aún me faltaba dinero. Eso me dejó mosca. Pero aún así, algo dentro de mí dijo que daba igual, que al fin tendría la tabla pasado mañana. Así que con una sonrisa nerviosa en la boca dije: ¡¡Sí, voy a por el abrelatas!!

Abrimos la huchay nos pusimos a contar. Estuvimos casi una hora, porque los nervios me traicionaban y me confundía. No me di cuenta hasta casi el final de que había muchos billetes de 1.000 y de 2.0 00 pesetas. Tras un buen rato contando, sin confundirme, conseguí la cifra: 88.000 pesetas en un año. Imposible. No podia ser. Ahí descubrí que había demasiados billetes, cuando según mis cuentas no había más que 4 ó 5 billetes de 1.000 pesetas.

Mi madre, al ve rmi cara, se echó a reir y me dijo: "Mira por donde, voy a ganar dinero con este trato tuyo". Me enfadé, porque me había tomado el pelo. Sabía que había más dinero en la hucha, y que iba a salir ganando. Pero por otro lado, un año antes tendría mi tabla.

El lunes siguiente fuimos a la tienda, la compramos. Preciosa, la más bonita del mundo: blanca, con un dibujo en la parte de abajo en negro, sin más colores. De Epoxy, ligera, fina y muuuy resistente. El miércoles me llevaron a El Palmar a estrenarla. Nunca había disfrutado tanto en el agua. Entré a las 11 de lamañana, a las 3 salí a regañadientes para comer algo y volver al agua a las 4. A las 7 me hicieron salir para volver a casa. Esa noche soñé con el surf. Y no me importó que mi madre ganara con el trato 28.000 pesetas. No me importó lo más mínimo.

Desde entonces mi vida cambió. Cada vez iba con más frecuencia a surfear. Cada vez aprendía algo más. Así entró en mi vida el surf. Y no me arrepiento lo más mínimo. Ni por ese año entero ahorrando, ni por haber esperado tanto tiempo, ni por aquellas 28.000 pesetas que "ganó" mi madre con el trato.

Con el tiempo,llegó el traje. Precisamente esas mismas Navidades, porque quería entrar alagua en pleno mes de enero en bañador. Por cierto, el traje lo pagó mi madre, ycostó 29.000 pesetas.

Ahora mismo, mientras escribo esto, quiero aprovechar para darte las gracias mamá. Sé que donde estás sabes que te echo de menos, que las lágrimas que se están derramando ahora mismo son de paz. Sé que no me has dejado en estos once años... como nunca lo hiciste en vida. Esta noche no soñaré con el surf, sino contigo. Volveré a ser ese niño pequeño que tantos quebraderos de cabeza tedio. Te quiero.


Trajano López. Cádiz.

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